El peróxido de hidrógeno es un desinfectante de uso común. En el caso de las heridas contaminadas, hay que desinfectarlas con peróxido de hidrógeno y luego lavarlas con agua salada. Las bacterias y las esporas pueden ser eliminadas, y los tejidos pueden ser bien tratados. Se pueden realizar cambios regulares de apósitos en función de la fase posterior de la enfermedad, o se puede realizar una sutura directa. Si los ojos o las membranas mucosas están dañados, no utilice peróxido de hidrógeno para la desinfección. Si los tejidos de la cavidad abdominal están infectados, no utilice peróxido de hidrógeno para la desinfección. De lo contrario, los tejidos podrían corroerse gravemente, lo que provocaría una inactivación excesiva de los tejidos u órganos locales.

La posibilidad de que los pacientes puedan utilizar peróxido de hidrógeno para la desinfección debe ser evaluada por médicos profesionales. La infección leve suele desinfectarse con yodóforo, o se desinfecta con alcohol tras la desinfección con yodo. Si hay infección local, pueden utilizarse antibióticos para el tratamiento, como cefuroxima, ceftazidima, metronidazol, ornidazol, etc.

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